Como telas de araña...


No siempre voy hacia donde creo que quiero ir.

No siempre voy dando mis pasos concientemente. Creo que hay mandatos familiares implícitos, sabidurías ancestrales que me dicen hacia dónde ir. Deseos sugeridos por los deseos de otras personas. Hay imposiciones de las realidades ajenas. Pero sobre todo, hay un inexorable destino marcado por mi yo supremo que ni siquiera sé con absoluta certeza que lo llevo dentro y que puede guiar la mayor parte, sino la totalidad, de mis caminos, de mis decisiones, de mi propia voluntad…

Hay momentos en mi vida que me encuentro en lugares extraños o en situaciones en que jamás había imaginado que podría estar. Son como hilos invisibles e intangibles que se van tejiendo a mi alrededor sin que nunca los haya visto o tocado. Sin siquiera saber que existen. 

Muchos lo pueden llamar Destino...
Yo, sin embargo, creo que son Designios.
Designios de Dios, dirá la mayoría. 
No lo sé. 
No sé si hay un Dios como tal. Si es una conciencia universal, una inteligencia unificadora o simplemente nuestra mente trabajando en un plano diferente al de la conciencia despierta, a la vigilia. Al pensamiento concreto y perceptible. 
Creo que es algo abstracto. Algo que posiblemente no llegue a comprender en lo que me queda de vida. Pero que algún día comprenderé. En algún lugar. En algún momento. En alguna vida...

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