Fluyendo...

Como el agua
que se escurre
sin conciencia
ni tampoco voluntad
por toda hendidura.

Como el aire
que se expande
porque sus entrañas
son así, inasibles
por propia naturaleza.

Como las palabras
que se volatilizan
del papel y de las bocas
volando por desiertos
y corazones sensibles.

Como el silencio,
que siendo mudo
igual se escucha,
se siente,
se sufre o se goza.

Como mi voz
quebrada y lejana,
que muere un poco
con cada frase
que lanzo al vacío.

Así me voy yendo:
inconsciente,
inasible,
volátil,
muda,
quebrada y lejana.


Es tan corto el amor...

 

"Es tan corto el amor y tan largo el olvido" 

Pablo Neruda

Me gustaba cuando callabas porque el aire alrededor me acariciaba, susurrándome amor en todo el cuerpo.

Me gustaba cuando hablabas. Era una melodía que nunca antes había escuchado y que jamás olvidaré, en cambio ahora el silencio profundo de tu ausencia me paraliza y el mundo perdió su musicalidad. 

Me gustaba cuando no estabas porque el recordarte no era nostalgia sino la certeza de que pronto sentiría tu cuerpo y tus labios contra los míos.

Cada noche desde entonces, el calvario de la melancolía me alcanza en la revuelta superficie de la almohada y el espejo me castiga con mi mirada triste

¿Desde cuándo y hasta dónde? No lo sé y es que el amor no se mide en minutos ni en segundos, en metros o milímetros. Para el amor no se inventaron los años ni los siglos, tampoco la eternidad. No se cronometra ni se mensura de manera alguna, sólo se goza.

Lo contrario del desamor...