Serpentario...


Así como me ves ahora,
abatida y ensimismada,
sigo buscando con porfía
e imaginando en vano
finales que no fueron,
esas rimas que perdí,
las incongruencias vivas
y las notas discordantes
de mi vida y del alma.

Difícil es vislumbrar la verdad
entre la maraña de sentimientos
que se entremezclan y se anudan
como las serpientes del serpentario,
mordiéndose con furia
las unas y las otras
sabiendo que morirán
en su intento por sobrevivir.
Sin piedad inyectan su veneno
que mata lenta y dolorosamente.

Y cuando las penurias
del cuerpo y del alma
me acechan y arrinconan,
hago el esfuerzo final
para ponerme de pie
y creo ver por la ventana
que aún existe un horizonte,
aunque el cielo se muestre
más gris cada día,
más plomizo, más denso
y siempre amenazante.