A volar, mi amor...


De una u otra manera terminamos dándonos cuenta de que nuestro vuelo siempre será en solitario, pues aunque lo hagamos junto a alguien más, seremos nosotros quienes deberemos mover nuestras propias alas.


En algún momento alguien nos enseñará a hacerlo, nos guiará y nos sostendrá hasta que nos sintamos seguros, pero llegará la hora de echar vuelo por nuestra propia cuenta, aunque vayamos juntos. Y sabremos que estamos con la persona correcta si respeta nuestro propio rumbo y se alegra de ver lo alto que podemos llegar.
No es cierto que el amor verdadero es el que es capaz de fundir dos almas en una. Si eso ocurre, algo está mal. El amor verdadero es aquel que nos ama libres y al que amamos libre.
Ser siempre dos que elegimos volar juntos para llegar más lejos y más alto...