Conmigo misma...


Vivimos como soñamos, solos.
Joseph Conrad


Encerrada en mí misma como si fuera el cuerpo una placenta cósmica, aislada en una cárcel de soledades entre capas de piel que me alejan del amor y de la piedad.

Atrapada en mis sinuosidades como en un laberinto eterno, condenada mil y una vez a recorrerme sin esperanzas hasta que al final se rompan los límites de mi pequeñez y fluya, libre, hacia el encuentro con todos mis recuerdos, con todos mis afectos y así, al fin, conmigo misma y entonces me tomarás la mano y yo tomaré la tuya...





Resumiendo...


Cada vida es una historia,
una hilera de pasados
abrochados a la piel.

Son los pies ensangrentados
de la muerte peregrina
que no olvida ni posterga
cada cita que agendó.

Las palabras escurriendo
por los vidrios empañados
y la esquina de tu casa
que recuerda cada tarde
que la ausencia anocheció.

Intenciones yuxtapuestas
esparcidas por la piel,
bajo arrugas incrustadas
y una gruesa cicatriz.

Es el aire que desplazo
con mi paso y mi ademán.
Es la pena machacada
y la risa sin razón.

Es lo único que tengo
porque es todo lo que soy.