No es más que un gesto...


Si fuera un sendero se llevaría mis pasos.
O un desierto de hielo, mis lágrimas tibias.
El espino sangrante, una cruz y su Cristo.
Una luna sin rostro, mis eneros perdidos.

Pero hay días que creo
que es este silencio.
El frío en los labios,
la mirada lejana,
la palabra dormida

y no es más que esto...
y no es más que un gesto...

Mariel

De amores...


No pretendo un amor de cada día con “te amo” de mentira o de encuentros obligados entre sábanas frías…

Lo que quiero es un amor alimentado a fantasías, con aroma a tu cuerpo y a utopías. 
Un amor de mariposas y de mares. 
De infinitos sin tiempos ni agonías…

Ecos...


Quedan grietas en los besos.
Muescas que deja el tiempo
como óxido en los huesos,
como lágrima en los labios.

Pero siempre brotan huellas
en los ojos ya resecos,
en las manos tan vacías
y en los pasos más perdidos.

Quedan ecos de palabras
que devoran las nostalgias,
la distancia de los años,
los abrazos olvidados.

Son mil hilos invisibles
de oro, luna y lluvia
que entretejen los recuerdos
de esos sueños
y esos mundos
que una vez hemos creado.

Mariel

Mon corset...


Ya sé que es incómodo, opresivo y a veces casi una tortura, pero me hubiera encantado vivir en la época en que se usaban los corsets y esos vestidos amplios, llenos de volados y romanticismo…

¿Fantasías de la infancia? No solamente. 
Son las mil y una fantasías románticas que poblaron y seguirán habitando mi cabeza por siempre. 
No lo puedo evitar. No lo quiero evitar...

Y por qué no pensar que pude ser alguna vez una mujer de aquellos tiempos.
Es más, estoy segura de que lo fuí. Así como estoy tan segura de que hoy mismo lo soy...

Dolores...


Duele la ausencia.
El abandono. La lejanía...
Duele el silencio debajo de la lluvia y las palabras golpeando como puños.
Duele la muerte de las caricias.
Duele esta pena que me dejaste...

Pero más duele el olvido...

Pasos perdidos...


Abrí la puerta y no ví a nadie.

Como tantas tardes
pensé en volar.

Quería jugar,
pero temí correr...

Hacía frío
de aquel lado de mis sueños
y en mi sol de fantasía
era la noche.

Y tuve miedo...

Se me extravió la mirada.
Se escondió entre otros pasos,
también perdidos.

El reloj se olvidó de mí
y se escapó un otoño...

Mariel

Estatua de sal...


Y un día eché a andar con los miedos en la espalda.
Con mis pasos clandestinos y mis viejos desamparos.

Arrastro los pies
cargados de dudas
y de algún espejismo.
Llevo en la mochila
mis arrogancias absurdas
y este orgullo de cartón
recubierto de oropeles...

Desorientada y perdida
busco en tu ausencia
la palabra que me guíe,
la mano que me cuide.
Que corrija mis errores
y que sane mis heridas....

Y este oscuro laberinto
donde aún quedan en pie
mis arcaicas veleidades
y una lágrima de hiel.

Tan patéticas..
Tan macabras...

Son estatuas de mi sal
que visten mis harapos
y esa máscara que fui...

Mariel