Camposanto...


Aquel destello micrométrico
ardió sin un respiro
en mis ojos astillados.
Me incendió la mirada
para olvidar las cegueras
y las sendas en la noche.

Jamás sabré cómo
ni por qué razón oculta,
se encarnó tan contundente
tu esencia más perfecta
en la inmensa sinfonía
de tu piel bajo la luz.

Fue allí, en ese instante,
en la más estrecha
e irremediable coordenada
de esa noche entre las noches
que nació mi corazón,
que mi carne se hizo carne
y la sangre por mis venas
era un río sin orillas.

Si me vieras ahora mismo
no sabrías qué decir.
Si supieras lo que soy
no querrías recordar
ni pensar en lo que fuiste,
lo que fuimos,
lo que fui.

No me escuches,
no hagas caso.
Solamente estoy de paso
por un viejo camposanto
de memoria humedecida,
intentando reencontrarme
con aromas y texturas,
con un beso del rocío
y el destello micrométrico
de una estrella moribunda.

Mariel

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