Anónimos...


Acorazados y torpes.
Mutilados.

Frágiles y efímeras
estatuas de sal.

Ciegos. Aferrados
a un inquieto pasamanos,
van dormidos, susurrantes.
Anhelan la sorpresa
que devuelva la cordura,
que les grite que la vida
no es un túnel de cemento
ni una torre de cristal.

Y allí van los corazones,
en ayunas. Vacilantes.
Cabalgando a cada paso
sobre el frío pavimento.
Con la fe tan resignada,
con la risa masacrada.

Con el traje de costumbre.

Mariel

4 comentarios:

  1. Que sutil descripción de ese instante, esa imagen. Muy lindo Mariel. =) Miguel M.

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    1. Muchas gracias Martín!!
      Me alegro que te haya gustado... =)

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