Anónimos...
Acorazados y torpes.
Mutilados.
Frágiles y efímeras
estatuas de sal.
Ciegos. Aferrados
a un inquieto pasamanos,
van dormidos, susurrantes.
Anhelan la sorpresa
que devuelva la cordura,
que les grite que la vida
no es un túnel de cemento
ni una torre de cristal.
Y allí van los corazones,
en ayunas. Vacilantes.
Cabalgando a cada paso
sobre el frío pavimento.
Con la fe tan resignada,
con la risa masacrada.
Con el traje de costumbre.
Mariel
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Que sutil descripción de ese instante, esa imagen. Muy lindo Mariel. =) Miguel M.
ResponderEliminarMuchas gracias Martín!!
EliminarMe alegro que te haya gustado... =)
como siempre, muy bueno
ResponderEliminar`chas gracias, Licenciado...
EliminarComo siempre... ^.^