Habladurías frente al espejo...


Hay algunos que hoy dicen
que aquella mujer oscura
que supuse conocer,
creen que se marchó en marzo,
quizá en mayo,
tal vez en vano.

Dicen que acaso fuera buena
y que siempre ocultó
un rictus incipiente
de dolor,
de indiferencia
o desapego.

Dicen.

Dicen que, según parece,
se volvió palabra muerta,
sibilina como bruma.
Y sin queja ni dolor
se arrastró hacia las sombras
por las ondas tangenciales
que gobiernan los espejos.

También dicen
que hasta yo la he buscado
sin saberlo,
sin quererlo
o sin embargo.

Que he revuelto todo el cuarto
y horizontes de papeles
y los viejos borradores
de intenciones y promesas.

Dicen otros que hoy vive
en alguna calle extraña
sin salida y sin entrada,
sin vecinos ni testigos.

Hasta dicen los que saben
que se fue por no morir
y para que alguna vez
nos miremos a los ojos
sin espejos por delante
ni reproches por detrás.

Mariel

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