Esta partícula del universo sigue girando sin sentido y las tercas agujas del reloj insisten en que el tiempo avanza sin cesar hacia algún lugar. Pero al fin de cuentas no es más que una triste ilusión porque todo seguirá igual, como si nada pasara. Como si cambiara algo para que nada cambie.
Volverá la lluvia, otra lluvia, y regresará el sol, aunque nunca el mismo. Se renovarán los almanaques, las guerras gozarán de buena salud, la historia se reescribirá a los tropezones y cuando se haga domingo, la tele venderá su fútbol. El virus de la maldad se seguirá expandiendo y la humanidad cotizará en baja en las pizarras de mañana.
Y así es como los muertos seguirán muertos, mientras que los vivos continuaremos vagando por nuestros íntimos laberintos, viviendo la propia muerte como en un eterno déjà vu...