Llueve y llueve con la triste cadencia del otoño.
Llueve esta lluvia en gris y melancolía al otro lado del vidrio lloroso y frío. Se desploma hiriente, como palabras gastadas, como sonrisas perdidas.
El agua se desploma ante mis ojos en oleadas verticales, como los sueños recurrentes que se hunden en los ensueños profundos. Se expande irreverente por terrazas y azoteas y sólo quiere hacerse forma, tal vez ya cansada de su blandura de agua blanda que el viento agrio traduce siempre en lágrimas de furia.
La tarde se hace noche temprana y cae la lluvia, caen las luces del patio como luciérnagas sobre los charcos quebrados y son mil destellos tiritados...