Incertidumbres...


Miro sin mirar la distancia incomprensible, la lejanía de un lugar que es posible que no exista. Es una bocanada de distancia que se escapa entre los dedos y se expande como brisa por el alma adormecida. Así estoy hoy, en un impasse del corazón, en esta absurda calma del desespero. Es quizás un largo trance, penoso y estanco; una burla de los dioses del Averno, una daga hundida en las entrañas...

Percibo el dolor que corroe, que como ola se expande y luego retrocede. Que se va para volver.
Veo el amor que al fin se dejó alcanzar y veo también la oscura cicatriz que esculpió bajo tu piel.

No sé siquiera si tengo más preguntas, no sé tampoco si busco una respuesta. No acredito en los designios ni en lo inmutable del destino. Menos aún confío en mí y en mis propias conclusiones.
No sé que será la vida ni qué la muerte, no sé qué es el ahora y qué el después.
No quiero comprender, no imagino realidades, no deseo más verdades ni pretendo una mentira.

Hoy no hay música en la ventana ni poesía entre mis huesos. No hay palabras de amargura ni gemidos ni lamentos. Solamente esta quietud, este miedo tan voraz que me inunda la mirada...