Conservo palabras grabadas en el aire, palabras de letras aladas buscando horizontes como pájaros libres y con el canto tenue de una nube pasajera.
Hay miradas que penden con dolor desde las alturas inciertas de cada recoveco del alma y en alguna foto que resiste el tiempo y los olvidos.
Retengo bajo la piel mil gestos, silencios y pasos, pero he perdido para siempre la melodía de tu voz y la tímida frescura de tu risa.
El mundo ahora es un páramo despojado de amores. Un paisaje tan oscuro y lúgubre que tu luz espejada en mil estrellas por momentos me encandila el corazón pero que al fin, en las mañanas, es mi guía, mi destino y mi razón...
Cuando lo turbio nubla la mente, cuando la indolencia araña la piel y el dolor consume las fuerzas; cuando no hay quien escuche mi voz ni sendero que me lleve a la paz. Cuando la oscuridad lo es todo y el miedo me abraza, aún estas allí. Aún estás aquí...
Mi alma es hoy un desbande de negras mariposas, un desmadre de aguas tristes, un incierto espejismo de amores perdidos...