Memorias de la bruma...


Como bruma llegaste hasta mi almohada en una bocanada de aire antiguo, deslizándote entre lejanas lágrimas de amor angustiado que ya creía secas y olvidadas.

Regresaste desde algún futuro incierto del pasado, abrazando recuerdos de pasión y de dolor que no sé si fueron algún día o son todavía.

Palpé a ciegas aquel amor en la oscuridad de mi silencio, te saboreó mi cuerpo dolido y te abracé entre las piernas en un estéril intento por evitar que escaparas otra vez de mis poros abiertos y de la tibieza recobrada de la almohada.
En el centro de mi muro inasible de roca y algodones se abrió el cerrojo de una puerta sin goznes ni llave. Tal vez fuera la puerta del alma, quizá la de un delirio onírico sin otro propósito que reabrir heridas y atizar las cenizas de una pena...