Vértice...


No entiendo de qué va la vida cuando un puñal en el pecho me recuerda que los ausentes ya nunca volverán, que las palabras no dichas quedarán mudas en los recovecos de mi conciencia atormentada o que los abrazos que intento en el vacío de nada valen ahora, ni nunca valdrán.

De que irá la vida si los besos que podría ofrecer, todavía no los he dado y las palabras que necesitaría decir están ahogadas entre mis penas antiguas, mis incertezas eternas y mis silencios avergonzados.

Sólo sé que cuando las voces se van perdiendo y no se pueden recordar significa que he llegado a conocer uno de los vértices de la soledad.