Como un rayo ácido de luz y de detalles me llegaron recuerdos perdidos en el arcón del dolor y una tormenta de sensaciones se agitó mucho más adentro de mi piel. Culpas autoinfringidas, de esas que después de años interminables comprendí que no tenía sentido preservar. Simples excusas que me ayudaban a explicar lo inexplicable, a comprender lo incomprensible. Aquello que la vulgaridad define como "la vida".
Cuando veo mi reflejo en los cristales no me hablan de futuro, sino de pasados lastimados, fulgurantes y desangrados. De las lágrimas solitarias.
¿Cómo te contarán tus reflejos de hoy?
Es probable que no los busques ni los notes, que ni siquiera te interesen.
Si pudiera algún día encontrar el modo te pediría que al menos de soslayo mires cualquier vidriera y busques una mirada difusa, más allá de maniquíes y de lucecitas.
Allí atrás, en el rincón más sombrío, estarán mis ojos deseando ver los tuyos otra vez.
Sólo una vez...