Gritos silenciosos...


Cuando el tedio ya se arrastra
desde el sur de los sueños rotos
hacia el norte inmutable
de la fiel desesperanza,
hacia la mohosa cueva
donde suelen refugiarse
las agrias coordenadas
del espanto cotidiano.

Cuando se asustan las luces
por la noche o por la nada.

Cuando se evapora la calle
y las horas son puñales.

Cuando ya no hay rincón
ni hay esquinas ni cavernas
donde quede alguna voz,
una risa a todo grito
o siquiera un llanto amargo.

Cuando el aire adormecido
mata el sol a dentelladas

y el cielo calla,
y el cielo reza,
y el cielo muere
sin saberlo y sin decirlo.

Cuando el mundo ha estallado
entre orgías de dolor
y onanismo de principios.

Cuando veo a cualquier Dios
bendiciendo sin pudor
una daga y un cañón,
un misil y un marine.

Cuando todo se coagula
porque huyeron los abrazos
pues la vida se distrajo
recordando una quimera.

Cuando veo lo que veo,
cuando siento lo que siento,
es mi tiempo de saber
que este día es la partida
y esta hora es la señal
de que he muerto un poco más.