Cuando nos recordemos...

 


En un tiempo lejano nos perdimos el uno al otro. En ese instante el latido de las profundidades se adormeció. Tu voz se hizo eco lejano, como un viento helado que cristalizó mis ojos, mi mirada, y hasta la sangre detuvo su andar.

Y entonces lloré. Lloré lágrimas de incertidumbre y de desconsuelo. Una garúa perpetua que convirtió mis huesos en barro.

Cuando nos desmoronamos, cuando nos olvidamos el uno del otro abandonamos el jardín sagrado, sin esperanzas y sin ilusiones. Aquel día condenamos nuestros corazones a la oscuridad. El universo nos maltrató y nuestros corazones se silenciaron.

Olvidamos quiénes éramos. Olvidamos que seremos uno. 

Cuando nos recordemos el uno al otro ocurrirá el reencuentro y después, en un lugar atemporal, volveremos al principio.





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