Metamorfosis...


Qué cosa es el dolor
sino esta lluvia,
éste pájaro herido.
Un ramillete ensombrecido
de corazones apretados.

Una flor deshojada,
éste viento desgarrado
y mis lágrimas quebradas
cayendo como plomo.

De qué sirve el alma dolorida
sino para gritar la pena,
para lamer mis llagas
y tu corazón transido.

Para alcanzar a los ausentes
en el punto centro
de la memoria
y en el cénit mismo...

de la alegría.

Mariel

NOTA: Esta poesía la escribí el 9 de noviembre de 2010, unos doce días después de la muerte de Néstor.

Cuando nos recordemos...

 


En un tiempo lejano nos perdimos el uno al otro. En ese instante el latido de las profundidades se adormeció. Tu voz se hizo eco lejano, como un viento helado que cristalizó mis ojos, mi mirada, y hasta la sangre detuvo su andar.

Y entonces lloré. Lloré lágrimas de incertidumbre y de desconsuelo. Una garúa perpetua que convirtió mis huesos en barro.

Cuando nos desmoronamos, cuando nos olvidamos el uno del otro abandonamos el jardín sagrado, sin esperanzas y sin ilusiones. Aquel día condenamos nuestros corazones a la oscuridad. El universo nos maltrató y nuestros corazones se silenciaron.

Olvidamos quiénes éramos. Olvidamos que seremos uno. 

Cuando nos recordemos el uno al otro ocurrirá el reencuentro y después, en un lugar atemporal, volveremos al principio.