Hasta que mis palabras callen...


Amanecí vacía.
Tan llena
de la pura nada
y de mis abismos.

Pareciera que,
en mis adentros,
la nada se vuelve todo
y el todo, la nada.

Es como sentir
que entre los huesos
la vida y la muerte
son la misma cosa
y se pasean juntas.

Con la inocente inconsciencia de la hormiga, incapaz de percibir su fragilidad y pequeñez, transito por el delgado corredor que separa y que une la luz aparente y la oscuridad incomprobable, ese sendero ínfimo y peligroso como el filo de la espada que se forja a fuerza de fuego y de martillo.

Y así seguiré hasta que mis palabras callen y empiecen a borrarse del papel, hasta que finalmente esté cansada de estar cansada...