Hermes Trimegisto
Ni tu voz se ha silenciado,
ni quedó a oscuras tu mirada
y hasta tus pasos tan dolidos
se han negado a descansar.
Yo aún te sigo viendo
en el aura de las noches,
en la breve curva de mi letra,
en la triste garúa del otoño.
Te veo siempre a través de la miríada de espejos ilusorios que cubren el universo y que replican tu imagen hasta en la sal de mis lágrimas sin nacer. Así recuerdo tus sonrisas y tus gestos y reconozco los torbellinos de amores perpetrados, de deseos descarnados y de pasiones ansiadas que girarán por siempre a tu alrededor...
Sé que hoy sigues conmigo
o tal vez quedó adherido
en la piel de mi memoria
algún beso que he perdido
o ese abrazo postergado.
algún beso que he perdido
o ese abrazo postergado.