Palabras...


No somos nosotros los dueños de las palabras, no nos pertenecen. Ellas sólo vienen generosamente en nuestra ayuda y nos permiten jugar a que las gobernamos y las moldeamos. Que las combinamos a voluntad...
Las palabras no pueden ser escritas ni dibujadas, aunque eso creamos. Ni siquiera se puede decir que son pensadas, buscadas, elegidas o inventadas…

No se las puede recluir en un papel o en un tintero. Ellas existen aunque no las invoquemos. Se presentan como espíritus que hablan en silencio y van corriendo de página en página de un libro, de un cuaderno o del corazón. Y nos acarician, aún sin darnos cuenta… Y cuando están seguras de haber embebido nuestra piel con la sustancia de su lejana sabiduría, con el perfume de sus paisajes inventados, se alejan sin que nos demos cuenta a poblar otras historias…

Volver para seguir...


Inevitablemente, más tarde o más temprano, descubrimos que nuestro pasado se sume en la niebla. 
En una bruma que inquieta y atemoriza…
Pero quizás lo que más miedo nos produce es tener la certeza de que algún día deberemos sumergirnos en ese espacio propio y atemporal para encontrar la verdad y poder seguir caminando en paz…

De piel y de miradas...


No importa la piel ajada, poblada de grietas, surcada de arrugas. 
Lo único valioso, lo trascendental es la luz llenando los espacios y la mirada abierta al horizonte…

Podría ser...


Mi gatito es negro, como este...
Se acuesta sobre mis piernas cuando estoy en la cama, como este...
Yo duermo boca abajo, estirada, con los brazos puestos igual y sin almohada, como ella...

Podríamos ser mi gatito y yo, pero no...
Yo no duermo desnuda...  =)

Al menos ahora saben algunas cosas más sobre mí...  ^_^

Caprichosa mente...


A ver…

¿Qué recuerdos dejaré asomar hoy? 
¿Qué cosas de lo vivido, reviviré?
¿Que de lo olvidado volveré a olvidar?

No lo sé. Tampoco sé si quiero saberlo...
Ellos sólo aparecen, caprichosamente…

Murmullo sin tiempo...


En la constelación infinita, 
en la memoria atemporal,
seré sombra efímera. 
Desdibujada y borrosa.

Evanescente...

Guardo la modesta esperanza
de extender la mirada
como el leve espíritu de un destello
aprisionado en una foto ajada en sepia.

O tal vez
sostener el aliento por un instante,
como luciérnaga moribunda que lleva el viento.
Como melodía inconclusa.

Como murmullo del mar...

Mariel